La toma de conciencia por la preservación del medioambiente es un proceso paulatino pero constante, que se construye a partir de acciones mínimas y la instalación de metas plausibles a un futuro cercano.

En ese sentido, la Unión Europea ha marcado como objetivo que en 2020, más del 20% de la energía usada sea renovable. En muchos países europeos, como Dinamarca o Suecia, han abordado la meta seriamente y prefieren no depender de las fluctuaciones de los combustibles fósiles para su abastecimiento energético.

En América Latina, los datos indican un progresivo cambio de perspectiva en la producción de energía y destaca un 270% en la última década. El país que lidera esa producción de energía verde es Costa Rica.

Adoptar medidas y hábitos de uso eficiente de la energía en el plano personal y colectivo, y la producción de energías limpias, alternativas y renovables, no radica únicamente en la necesidad de proteger el medioambiente, sino también en una obligación en salud para el ser humano.