Día del Maestro: ¿Quién fue Sarmiento? – Desafios Educativos

Día del Maestro: ¿Quién fue Sarmiento?

Sarmiento fue docente, escritor, periodista, militar, estadista y político. Sin embargo, tuvo una meta única: lograr una Argentina más próspera a través de la educación.


Infancia y juventud

Faustino Valentín Sarmiento -posteriormente llamado Domingo en honor del santo protector de la familia- nace en el pueblo de San Juan de la Frontera el 15 de febrero de 1811.

A los cuatro años, ya lee de corrido y, a los cinco, asiste a la Escuela de la Patria, entidad dirigida por dos maestros porteños. Sin embargo, luego no tiene una educación regular. Pese a ello, no abandona los estudios, sino que se convierte en autodidacta y adquiere una notable cultura.

A la temprana edad de quince años, da clases en una escuela que funda junto con su tío, el presbítero José de Oro, en San Francisco del Monte (San Luis).


El exilio

En momentos en que se debate la forma de organización del país, considera que un gobierno central fuerte es preferible a la autonomía de las provincias. Por ello, en 1829, adhiere a la Liga del Norte, que combate contra los caudillos del Litoral.

En 1831, cuando el caudillo riojano Facundo Quiroga se impone en Cuyo, Sarmiento se exilia en Chile, donde trabaja como maestro, periodista y minero.

En 1836, regresa a San Juan gravemente enfermo. Allí, se restablece y, en 1839, funda el periódico El Zonda y el Colegio de Señoritas de la Advocación de Santa Rosa de Lima. Este último hecho ilustra su profundo interés por la educación de las mujeres.

En 1840, debe exiliarse nuevamente en Chile por participar de una fracasada conspiración unitaria.

Colabora en varias publicaciones chilenas y, en 1842, funda el periódico El Progreso. Además, dirige la Escuela Normal de Preceptores, la primera escuela para maestros de América Latina.

Al año siguiente, es nombrado miembro de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, donde postula una ortografía fonética para facilitar la alfabetización. También lo mueve el anhelo de formar para América del Sur una lengua distinta del español peninsular.

En 1845, el gobierno chileno lo envía a Europa y a los Estados Unidos para estudiar sus métodos educativos.

En 1848, regresa a Chile desencantado de Francia y convencido de que el modelo norteamericano es el que deben seguir las repúblicas sudamericanas.

Se casa con Benita Martínez Pastoriza, una viuda de la sociedad chilena, y adopta a su hijo, Dominguito Fidel.

En 1851, regresa al país y se incorpora como redactor de boletines de guerra al Ejército Grande, que, comandado por el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza, combate contra las tropas de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires.

El 3 de febrero de 1852, participa de la batalla de Caseros. Luego, se distancia de Urquiza y vuelve a Chile.


El regreso

En 1855, retorna a Buenos Aires, en ese momento, estado independiente de la Confederación Argentina.

Entre 1856 y 1862, se desempeña como miembro del Consejo Municipal, jefe del Departamento de Escuelas de Buenos Aires, senador por el Estado de Buenos Aires, ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores y diputado por la Capital a la Convención por la Reforma de la Constitución Nacional. En el ejercicio de esas funciones, crea la Escuela Modelo de Catedral al Norte y la de Catedral al Sur; introduce en los programas escolares la enseñanza de idiomas extranjeros, música y canto, e impulsa la instalación de cañerías de gas y el ensanchamiento de las calles.

En 1862, es electo gobernador de San Juan. Durante su gestión, decreta la enseñanza primaria obligatoria; funda una imponente escuela primaria con capacidad para mil alumnos, la Escuela de Señoritas (dedicada a la formación de maestras) y el Colegio Nacional; introduce una imprenta; mejora el servicio de correos; abre caminos e inaugura baños públicos, hospitales, comunidades agrícolas y empresas mineras.

En 1864, renuncia al gobierno de San Juan y acepta una misión diplomática en Chile, Perú y los Estados Unidos.


La presidencia

En 1868, asume la presidencia de la Nación. Durante su mandato, funda numerosos establecimientos educativos y, como consecuencia, se incrementa más de tres veces la cantidad de niños que concurren a la escuela primaria. Además, crea el Colegio Militar de la Nación, la Escuela Naval, la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, el Observatorio Astronómico de Córdoba y la Academia de Ciencias.

Entre otras acciones, ordena el primer censo nacional y promulga el Código Civil, redactado por Dalmacio Vélez Sársfield, y la Ley 322, más conocida como Ley Avellaneda, que, entre otras medidas, faculta al Poder Ejecutivo para contratar docentes extranjeros.

Además, funda el Banco Nación, promociona la Exposición Nacional de Córdoba -de maquinaria agrícola e industrial- y extiende la red ferroviaria, el tendido de líneas telegráficas y el cable transoceánico.


Los últimos años

Entre 1875 y 1882, ejerce los cargos de senador nacional, director general de escuelas, ministro del Interior y superintendente de escuelas del Consejo Nacional de Educación. Además, alcanza el grado de general de división.

En 1881, crea la revista El Monitor de la Educación Común y, en 1885, el periódico El Censor. Participa de la polémica entre educación religiosa obligatoria y educación laica. Su postura laicista es plasmada en 1884 en la Ley 1420.

En 1887, parte hacia Asunción del Paraguay en busca de un clima más favorable para su quebrantada salud. En esa ciudad, muere el 11 de septiembre de 1888.

En 1943, cincuenta y cinco años después de su fallecimiento, la Conferencia Interamericana de Educación establece que, en su honor, se celebre el 11 de septiembre el Día del Maestro.

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