En la Argentina el mapa de energías renovables registra años de retraso en comparación con vecinos regionales o primeras potencias europeas en el área, pese a contar con los entornos ambientales para capitalizar los recursos de forma sustentable.

La primera ley de incentivo a las nuevas fuentes de energía renovables en Argentina fue la 25.019, promulgada en 1998, modificada por la 26.190 en 2006, que estableció como objetivo lograr para 2017 una contribución de las fuentes de energía renovables que alcance el 8 por ciento del consumo de energía eléctrica nacional. Hoy sólo representa menos del 2% del total de la matriz energética.

Las nuevas metas establecidas aspiran a alcanzar en 2025, una fracción del 20% del total de la energía consumida en el territorio argentino.

No obstante, especialistas de la Cámara Argentina de Energías Renovables observan con escepticismo las metas y sostienen que lograr un 6% para 2017 debería considerarse un éxito.