El agua es muy apreciada por la importancia que tiene para la vida. Se trata, además, de un recurso escaso, ya que sólo el 3% del agua mundial es dulce, pero no toda esta está disponible para consumir (gran parte se encuentra reservada en glaciares y casquetes polares).

A esto se agrega el problema de que el agua, a nivel mundial, está desigualmente distribuida, y, por lo tanto, no todos los países tienen igual acceso. Algunas zonas, como el norte de África, Kasakhistán, Mongolia, el norte de China y parte de México son territorios donde se ve una escasez física de agua, es decir, que el aprovechamiento de los recursos hídricos se acerca al límite sostenible. Por otro lado, otras zonas sufren de escasez económica, es decir, que, si bien se cuenta con la disponibilidad del recurso, éste no es explotado para provecho de la población por la falta de medios para su potabilización y distribución. Es el caso de África central y Perú. América del Sur cuenta, en general, con gran disponibilidad de agua, la cual es sustraída, tratada y suministrada a las poblaciones.