En esta jornada podemos recordar que fue recién en 1885 que llegó el inodoro a nuestro país. Había sido inventado en 1775 por John Cummins.

Durante la segunda mitad del siglo XIX empezó a prestarse atención a la importancia de las obras de saneamiento como forma de prevenir la expansión de enfermedades como el cólera y la fiebre amarilla.

La utilización de instalaciones como los inodoros permite mantener condiciones de higiene dignas, evitando la contracción de enfermedades evitables. Hoy en día, poco menos del 50% de la población no cuenta con servicio de saneamiento adecuados.