Pese a que sus objetivos se centraban en la declaración de la independencia y el consenso de una constitución representativa, la Asamblea del Año XIII padeció de contextos local e internacional adversos que dificultó su evolución.

En el plano bélico nacional, las derrotas del Ejército del Norte en Vilcapugio y Ayohuma ante cuadrillas realistas agravaron el asedio español. Simultáneamente, el fin de la campaña expansionista de Napoleón Bonaporte en Europa devolvió el trono español al rey Fernando VII, quien no dudó en enviar refuerzos a sus colonias de América del Sur.

Sin embargo, la Asamblea adoptó trascendentes medidas que todavía hoy se transparentan entre las hojas de nuestra historia:

• Promulgó leyes sobre la organización de la administración pública compiladas en un Reglamento de Justicia, creando las Cámaras de Apelaciones.
• Prohibió la aplicación de tormentos para investigación de la verdad.
• Dispuso la creación de un órgano ejecutivo que concentraba todo el poder en una sola persona,  con el nombre de Director, acompañado por un Consejo de Estado.
• Acuñó la primera moneda nacional. Y en los documentos públicos se eliminó toda invocación al rey de España, reemplazándola por “la soberanía de los pueblos, cuya voluntad representan los diputados”.
• Estableció la libertad de vientres, que garantizaba la libertad e igualdad a todos los hijos de esclavas que nacieran en adelante en el territorio de las Provincias Unidas. Suprimió los títulos de nobleza y eliminó el mayorazgo, por el cual el hijo mayor era el único heredero legítimo de los bienes del padre fallecido.
• Declaró fiesta cívica al 25 de mayo y encargó la composición de una canción patria, que sería nuestro himno nacional.