1. Alejá al niño de la fuente de calor.
2. Enfriá la zona afectada con agua fría, sumergí unos 5 o 10 minutos hasta que disminuya o se alivie el dolor. También se puede aplicar hielo envuelto en gasa estéril o tela limpia.
3. Si se forma una ampolla, no la revientes.
4. Retirá cuidadosamente la ropa, asegurándote de no tocar la piel. Si la prenda está pegada a la zona quemada, no intentes quitarla. Cortá la ropa alrededor, dejando la quemadura intacta.
5. Cubrí la herida con el medicamento adecuado..
6. Protegé la quemadura con una gasa seca y estéril o con una sábana o paño limpio.
7. Concurrí a un centro asistencial especializado o llamá al servicio de urgencias para obtener asistencia médica de emergencia. Las quemaduras necesitan cuidado médico.
8. Si la quemadura fue con un producto químico, asegurate de que no haya salpicado los ojos del niño. En primer lugar, enjuagale los ojos de inmediato y continuá haciéndolo hasta que llegue la asistencia médica. Si el niño usa lentes de contacto, intentá retirárselos.

Para los más chicos:

1. Entendé que es preferible ser parte de la solución de un problema (quemarse) en lugar de ser víctima del problema.
2. Cooperá con los adultos en las situaciones de potenciales accidentes sin arriesgarte físicamente.
3. No consideres la posibilidad de quemarte como algo lejano que no sucederá jamás: seguí las normas para que ello no suceda.
4. No pienses que hablar sobre prevención es en vano o sólo lo deben hacer los mayores: actitudes como esas harán que cualquier accidente te pesque desprevenido.
5. Charlá con tu familia, tus amigos y tus maestras en el colegio; preguntá, observá, dá tu opinión, y ayudá a educar a los más chicos y a prevenir hechos productores de quemaduras (arrojar alcohol o nafta sobre una llama, tirar aerosol al fuego, etc.) y consecuencias dañosas (quemaduras de primer, segundo o tercer grado).
6. Prestá atención a los textos sobre prevención: siempre nos enseñan algo nuevo, o nos recuerdan. ¡Leamos entre todos!