Uno de los problemas más preocupantes de la actualidad es el calentamiento global.

Como vimos, el efecto invernadero es un fenómeno muy importante para el equilibrio de nuestro planeta. Sin embargo, un incremento de este efecto puede resultar nocivo: si la Tierra absorbe y retiene más energía proveniente de la radiación solar de la necesaria, entonces, se acumula demasiada energía, y las temperaturas aumentan, alterando los climas, los ecosistemas y todas las formas de vida.

Esta “sobrecarga de calor” es causada por la emisión de “Gases de Efecto Invernadero” (GEI) por parte de los seres humanos. Las industrias, los autos, las centrales termoeléctricas… todos estos elementos son esenciales para sostener nuestro estilo de vida y nuestras sociedades de consumo, pero están generando una sobrecarga de gases como el dióxido de carbono y el metano en la atmósfera.

El calentamiento global tiene serias consecuencias para la vida en la Tierra. El aumento de las temperaturas es sinónimo de más sequías e inundaciones, la desertificación de los suelos, el derretimiento de los glaciares, el aumento del nivel del mar… Todo esto afecta los ecosistemas, alterando su equilibrio, y poniendo en peligro la supervivencia de especies enteras.