Restauración democrática
Historia, Derecho y Ciudadanía | 6 diciembre, 2017Fue un 10 de diciembre. Es, sin duda, una de las fechas más emblemáticas de nuestra historia. Habían transcurrido siete trágicos años para que la Argentina volviera a gozar de elecciones libres y la asunción de un presidente.
En octubre de 1983, Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, se impuso en los primeros comicios celebrados desde la dictadura militar que había tomado el poder por la fuerza en marzo de 1976. Con el apabullante 51,75 por ciento de los votos, la fórmula Alfonsín- Víctor Martínez derrotaba a la justicialista conformada por Ítalo Luder y Deolindo Felipe Bittel (40,16) y ponía fin a una etapa signada por el espanto y la persecución ideológica.
Dos meses después, el 10 de diciembre, Alfonsín asumía como presidente electo por vías democráticas y abría un nuevo capítulo de revisión y memoria para el país.
“La democracia será desde el primer momento, una fuerza movilizadora. La democracia moviliza siempre, mientras que el régimen desmoviliza. El régimen se ocupa de la desmovilización de la juventud. Se ocupa, por ejemplo, de transformar las universidades en enseñaderos. La democracia atiende a la movilización de la juventud en torno de los problemas generales y de sus problemas específicos”, clamaba durante su discurso triunfal.