El miedo y la literatura
Lengua y Literatura | 13 julio, 2018El miedo es uno de los sentimientos más profundos que el hombre ha conocido. Todos sentimos miedo alguna vez. Miedos que nos paralizan, que nos ponen a prueba. El miedo es parte de nuestro universo de emociones. En todos por igual. Lo que se da diferente es “aquello” que nos causa miedo.
Algunos nos asustamos con los truenos en las tormentas. Otros tememos a la oscuridad, a los ruidos de la noche, a quedarnos solos. Los chicos sienten miedos. Los grandes y los viejitos, también. Todos diferentes, pero se trata de miedos al fin.
Las palabras pueden contar muchas situaciones, algunas reales y otras de ficción. Pueden crear ambientes que generen ese nudo en la panza que nos da terror. La literatura suele tomar en sus manos las preocupaciones e inquietudes de las personas. No sólo para atraer a los lectores, sino también para poner en palabras los propios temores del autor, los fantasmas que habitan su sensibilidad y la de todos.
El ranking de los miedos
Hay situaciones y personajes de por si terroríficos, por ejemplo una araña. Y hay temores que se construyen en cada situación: una tormenta puede ser romántica, pero terrorífica si estamos en medio del mar; el bosque, un paisaje aventurero, pero no perdidos de noche; o el río, divertido de pesca, pero poco simpático si está lleno de alimañas hambrientas al acecho.
La literatura puede crear situaciones con elementos cotidianos que modificados y fantaseados, nos hacen sentir temor.
Para lograr estas sensaciones, el escritor tiene muchas herramientas: descripciones oscuras e intrigantes, personajes extraños y terroríficos, pistas falsas. Pero lo más importante es la intención: el escritor tiene que buscar la forma de generar miedo a través de las palabras.
Y eso sólo se logra reconociendo los propios miedos. ¿Cómo escribir el miedo si no reconocemos haberlo sentido? Si alguna vez sentiste miedo y podés recordarlo, estás más cerca de ser un buen escritor de historias de terror. Porque sabés qué se siente, cómo se te pone el cuerpo, las sensaciones que lo recorren.